Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2025

Crónicas de la ignominia. XXXII.

   SEBASTÍAN DE BELALCÁZAR. II.  Zarpó entonces el señor Moyano y Cabrera, en los dos bergantines que compró, con una pequeña tropa bien pertrechada y las bestias y las vituallas necesarias, para el largo periplo hasta el Imperio Inca, donde esperaba recuperar con rapidez su fortuna, invertida en el empeño. Dejando atrás la estela de atrocidades y desafueros cometidos bajo las ordenes del funesto Pedrarias y su propia fama de cruel, implacable y taimado, esperaba también como todos, alcanzar la gloria y las mercedes reales al servicio de la gesta conquistadora, sometiendo y subyugando cuanto pueblo y nación se les pusiera en frente. Y vaya que algunos lo lograron. Un par de años después, otra vez rico, se dirigía, comisionado por Pizarro, sediento de sangre y más riqueza, al norte a someter los reductos de aquella esplendida civilización hecha añicos.  Estribarían, él y sus colegas asentamientos fortificados; tras arrasar entrando a saco; sobre los rescoldos de cada ...

Crónicas de la ignominia. XXXI.

   SEBASTIAN DE BELALCÁZAR. I.  Don Sebastián Moyano y Cabrera, designado también, por sus secretarios como de Benalcázar, pudo haber nacido en el año ochenta del siglo quince; según algunos cronistas, en la localidad de Castilla así nombrada, o en una gran población andaluza de nombre Belalcázar, de la que tuvo que salir en la infancia, tras haber matado un borrico con un tanganazo en la cabeza, azuzándolo a salir del lodazal en que se había hundido bajo una carga de leña; o, según él en el noventa, pues afirmó estar en sus cuarenta, una vez en Nicaragua, en mil quinientos treinta. Puros galimatías las semblanzas de estos conquistadores.  Se dice que de niño deambuló entre las dos provincias, deslomándose para sobrevivir en quien sabe que ocupaciones, hasta embarcarse en mil quinientos siete en una expedición a La Española. Allí se encontraría con La Ira de Dios, el celebre y nefasto Pedrarias del que se haría incondicional. Se hizo entonces uno de sus preferidos en...

Crónicas de la ignominia. XXX.

   BARTOLOMÉ DE LAS CASAS.   Personaje singular este, del que hoy nos vamos a ocupar. Paradójico quizás, su comportamiento durante las primeras etapas del descubrimiento, aun desconcierta. Sevillano orgulloso de su origen, así como de la buena sangre de sus antepasados, según decía cristianos viejos; a la postre humildes judeoconversos que, contaron con la suerte de haberse arrimado al buen árbol de la corona de castilla; y habiendo sido uno de los primeros lugareños en poseer un esclavo aborigen americano- regalo traído por su padre en el segundo viaje colombino- terminaría considerado como el pionero en la defensa de los "indios".   Apenas adolescente tendrá que renunciar al privilegio, ante la prohibición real de esclavizar a los nuevos súbditos de ultramar pero, no a la ambición que la condición de amo despertara en su espíritu. Dicen sus biógrafos que viajó con su progenitor en la armada de Nicolas de Ovando- que él mismo describe como imponente-, en e...

Crónicas de la ignominia. XXIX.

   VASCO NÚÑEZ DE BALBOA. II.  Afirman los cronistas de hoy con respecto a Santa María de la Antigua del Darién, aquella mítica villa en medio de la jungla que, los sucesos acaecidos allí durante su efímera existencia, serán determinantes en los avatares aciagos que habrán de entorpecer el devenir, de las variopintas republicas hispanoamericanas resultantes de las "hazañas" de sus protagonistas. No podría estar más de acuerdo, y les voy a decir porqué.  Una vez establecidos, el bachiller Enciso trató sin éxito de imponer su autoridad, con base en la promesa que le hiciera su socio, el adelantado de Ojeda, de nombrarle en la alcaldía del primer asentamiento en su gobernación. El taimado Balboa le había jugado una mala pasada, pues aquel lugar se encontraba en la jurisdicción de la otorgada a Diego de Nicuesa. Además ambicioso y codicioso por naturaleza aquel, mostró una avaricia recalcitrante, que terminó por voltear a favor del amo de Leoncico, a los que aun le seguí...