Entradas

Barbaros manzanillo.

   Barbaros manzanillos.  Quisiera empezar pidiendo un par de licencias hoy, para sacar adelante esta reflexión. Primero, para referirme a la política expresamente, asunto que trato de evitar en este espacio que, deseo sea de talante literario en la medida de lo posible. En segundo lugar, la libertad de volver a citar una definición que, considero la más ilustrativa respecto al espécimen que nos ocupa. La encontré en una nota de la página digital de El tiempo, si, ahí- al parecer allí también se toman algunas licencias-, del 4 de mayo de 1997, donde dicen que el término surgió en los años cuarenta, tras el éxito de una comedia de Luis Enrique Osorio, titulada El doctor Manzanillo. Reza, según el Lexicón de colombianismos de la biblioteca Luis Ángel Arango, el texto elocuente de Gonzalo Cadavid Uribe, así, textualmente:  "En la fauna política, el manzanillo es el más despreciable de los animales, siendo todos despreciables. Hombre sin moral, sin decoro, poseído de un alto concepto

El tal divertimento...

  El tal divertimento...  No sucede muy seguido pero, me pasa y, no obstante, si han sido un par de veces, no deben haber sido tres. Tengo que reconocerlo, fue por lo farragosos según recuerdo, mas no por fútiles o veleidosos y puedo afirmar que, regrese siempre a concluir su lectura cuando al fin se justificó. Abandonar la lectura de un libro no es nunca mi propósito, aun si se puede determinar como un bodrio al comenzar, porque he leído algunos hasta el final, tal vez buscando el sentido de aquella aglomeración de palabras que terminan perdidas en la sin razón. Hace unos días me sucedió de nuevo. Quizás parezca vanidad de mi parte pero, les aseguro que me canse de buscarlo en uno que, imagine como una promesa del placer que me dan las buenas lecturas. De esto dan constancia las casi quinientas páginas, debo aceptarlo de impecable factura como era de esperarse del afamado escritor, que me esforcé en leer.   El sujeto en cuestión ha sido reconocido durante décadas como un preclaro dise

Juana Julia Guzmán.

 Juana Julia.   He estado indagando por días, tratando de encontrar las palabras adecuadas para rendir el tributo merecido a una mujer- y con ella a todas las mujeres-, en especial a aquellas que en este país del sagrado corazón, denigradas por la más abyecta opresión desde los lejanos tiempos de la colonia, se levantan a enfrentar un establecimiento corrupto, confesional y patriarcal desde sus comienzos; estructurado para mantener vigente una sociedad clasista, racista y arribista, ahora tozudamente neoliberal, a pesar del fracaso evidente del capitalismo salvaje; en la vanguardia de las luchas populares.  Juana Julia Guzmán, por alguna razón que desconozco, hija de un señor Chamorro, fue reconocida con el apellido de su madre, me atrevo a decir que por haber sido hija natural, nació en Corozal; en sus comienzos San José de la Ermita; a la sazón, bastión de la tradición castellana señorial. Dicen los pocos cronistas de estas gestas que, ella misma reconoce su infancia y su primera juv

Alfredo Correa de Andreis.

 Alfredo Correa de Andreis.  Todas las muertes violentas de las miles de víctimas del genocidio, mal llamado, eufemizado como conflicto armado en Colombia, nos deben estremecer en lo profundo de nuestro ser, y avergonzar como sociedad. Pero hay una en especial, de aquellas encargadas por perversos motivos "políticos", por un régimen de incuestionable talante autoritario y totalitario, que se convierte en símbolo de lo que no puede ser, de lo que no puede volver a repetirse; la de este entrañable ser humano sentipensante.   En el momento de aquel atroz crimen de lesa humanidad, Ingeniero Agrónomo, Sociólogo, con una maestría en Educación enfatizada en Desarrollo social, adelantaba sendas investigaciones sobre el desplazamiento forzado por el paramilitarismo en los departamentos de Atlántico y Bolívar. Tres meses atrás había sido detenido de manera arbitraria, por agentes del pérfido DAS, cooptado entonces por las fuerzas oscuras de aquel maligno proyecto de "refundación n

Divertimento.

     Divertimento.  Lleva un mes rondándome la palabra. Pensando en iniciar la brega por estos lares, se me ocurrió a principios del año que podría ser un empeño interesante tratar de dilucidar su significado y reflexionar al respecto. La Real Academia Española la define como "obra artística o literaria de carácter ligero, cuyo fin es divertir". Simple, concreto y específico, sin embargo pienso que no denota en definitiva el sentido de la palabreja. Y no pretendo demeritar este, ni mucho menos, pero en si mismo un divertimento no refleja otra cosa que, un intento por proporcionar diversión. Incluso en el aspecto musical se dice que fue una forma muy popular en el siglo XVIII de alegre y desenfadado estilo, una "composición similar a la suite que, al coincidir con su declive toma aspectos de esta."  Pero en realidad lo que me interesa es la connotación literaria del término, pues, me voy a arriesgar a decirlo, hemos tenido escritores dedicados a su ejercicio en pleno

Compañeros.

  Compañeros.  En esta ocasión me propongo reivindicar esta condición que considero fundamental a la hora de las relaciones humanas. "Primero sos compañero", me imagino al Che diciéndoles a aquellos indígenas y campesinos que lo acompañaron por los vericuetos de las montañas andinas, cuando resembraban la semilla de la vida en los campos ancestrales, donde aún rondaba pertinaz la muerte agazapada, defendiendo los intereses de las élites que, apoltronadas en sus privilegios espurios, legado de la colonia, seguían vendiendo por migajas, los recursos de las repúblicas en ciernes.  Cosa más grande caballero, diría el revolucionario cubano, al preguntarle su opinión al respecto, convencido de que solo el compañerismo proverbial de sus compatriotas revolucionarios, puede mantener a flote la utopía, que aún refulge en medio de la estolidez humana. Compañeras y compañeros se dicen entre ellos los cubanos, aquello de camaradas jamás caló. Con la connotación burocrática, totalitarista

Rincón del Mar.

 Rincón del mar.  Hoy no voy a comentar el oficio literario de nadie. Voy a tratar de transcribir, si es posible, mis emociones, en esa mañana que apenas comienza, entre el rumor cadencioso de las olas del mar caribe y una vislumbre de luz en lontananza. Es la última, la del viernes, de una inefable estadía en una sucursal del paraíso. Un corregimiento en la esquina noreste del golfo de Morrosquillo denominado con este nombre poético. Por invitación de unos sobrinos, mi compañera y yo hemos disfrutado de cuatro inefables días de descanso y la cálida hospitalidad espontánea de sus gentes.   Pienso entre grajeos y trinos que no logro aún ubicar, disfrutando una taza de café mientras busco su origen, en la causa de aquella calidez humana tan particular. San Onofre de Torobé se llamó en sus comienzos al asentamiento inicial que, después dió origen a la población a la orilla del Caribe; uno de los más antiguos municipios del departamento de Sucre; en referencia al arroyo cercano al lugar do