Crónicas de la ignominia. XIX.
FREY FRANCISCO DE BOBADILLA. Eran espacios bastante reducidos en aquellos tiempos lejanos, las cortes castellanas, en todos los sentidos. Trasegaban por los pasillos sombríos de los vetustos castillos, pocas gentes del común. Unos cuantos de los de a pie, cargados sus carromatos de vituallas o suministros variopintos, tenían acceso al sector amurallado al interior de aquellas fortalezas y, a los soberanos solamente las damas encumbradas, los jerarcas de la iglesia o los grandes caballeros. Incluso quienes les servían en la intimidad, sus donceles y doncellas, eran vástagos de familias de abolengo, por lo general venidas a menos, sumisos y serviles buscando la oportunidad de recobrar el lustre para su linaje. Así que aquel oscuro personaje de origen incierto-decía ser genovés pero no lo había certificado-, generó suspicacias desde su llegada. Nunca bien visto y mucho menos bien quisto, la incomprensible dimensión de las capitulaciones que le concedieron los monarcas-cu...