De padres a hijos.
Con la venia de todos los que por estos lares vienen a buscar disquisiciones literarias, voy a solicitar hoy licencia para rendir un homenaje debido. Debo empezar diciendo que, en este preciso momento siento como, sus coterráneos y allegados no lo hicimos en el tiempo pertinente. En especial yo, siendo su primogénito, amándolo y respetándolo como lo he hecho, hoy y siempre, debí esforzarme más.
Lo digo por que si traté. Tarde como todos, aunque sabía de primera mano de su inmensa valía, de su imponderable bonhomía, intente un par de días después de su muerte, redactar una semblanza en su honor, que resultó en una diatriba contra aquellos que, por fuera de nuestro entorno familiar, conocedores de sus logros profesionales y personales en el campo social, en especial en la dirección de la Caja de Compensación del departamento; que surgió de la fusión de dos más pequeñas que entonces, ofrecían los servicios correspondientes a los programas de subsidio familiar; jamás le brindaron homenaje alguno a pesar de merecerlo con creces.
Van a pensar que como se trata de mi padre, estoy inclinado a sobrevalorar su condición, su naturaleza humana. Puedo asegurarles que no es así. Aunque conté con la suerte de que siempre fue; desde su seriedad para algunos extrema, habitual en la mayoría los padres de la época; un ser humano cálido y sereno como pocos y, tal vez en extremo, condescendiente con nosotros sus hijos y-como me enteré en aquellos días aciagos cuando nos dejó- con todos sus semejantes y aún más con los diferentes. Para probar mi punto, citaré literalmente algunas de las parcas y escasas palabras de un periodista del cual desconozco el nombre y su filiación laboral, que también intentó, en el articulito de un magazín, subsanar a medias esta falencia institucional: "El subsidio familiar se convirtió en sus manos mágicas en fuente de bienestar, salud y recreación para miles de personas. Hizo más por Caldas que lo que han realizado muchos políticos durante toda su vida."
Suficiente ilustración diría yo, para lo que pretendo. Aunque el escrito sea solo un poco más extenso, si reconozco ahora que, expresa con claridad quien fue, lo que había que reconocerle y, la apreciación exacta de la desidia de los manzanillos al respecto. Traigo a colación a estos pérfidos especímenes de la fauna política nacional, por que tienen bastante que ver. Me explico, el subsidio familiar y las instituciones que en Colombia han surgido alrededor de su implementación, en el ultimo siglo, fueron el único logro social en concreto, que permanece aun, en nuestra excluyente sociedad confesional.
Fue a comienzos del siglo XX, a punto de completarse su segunda década cuando se consolidó el concepto de la compensación familiar en el viejo mundo como respuesta, tibia por cierto, al empuje arrollador de las movilizaciones populares, que sacudían el mundo. Con el fantasma del comunismo sobre sus cabezas, las naciones más confesionales, inspiradas en una encíclica de un primer papa progresista, empezaron a implementar un sistema de subsidio familiar para tratar de compensar, en alguna medida, la salvaje opresión del capital sobre la clase trabajadora. Desde el establecimiento se trató de evitar el avance revolucionario que ya había tumbado el vetusto régimen zarista. La República Francesa fue pionera.
Casi cuatro décadas después, como ha sido costumbre, el establecimiento en el inefable país del sagrado corazón, ante la insostenible situación social imperante, buscó exactamente lo mismo. Diez años atrás, como colofón de la fallida Revolución en marcha, se legisló, con reticencia, y se promulgo la Ley 90 de 1946, estableciendo el Régimen de los Seguros Sociales obligatorios. De forma discrecional el Sistema de Subsidio familiar.
Como era de esperarse solo algunos de los empresarios locales, los más grandes y a regañadientes, acogen la iniciativa y se estructuran, pasada otra decena de años, las primeras Cajas de compensación, como mecanismo para el efecto. El tema aquí no son estas instituciones, algunas muy notorias por su labor inefable, otras más botín burocrático por desgracia. Los políticos de esencia clientelista, les echaron el ojo desde sus comienzos. Uno de los logros más importantes de mi padre, fue haber logrado mantener a raya, a los voraces de la región, a la sazón. Hasta el día de su muerte estuvo orgulloso de esto y mi desprecio por estos personajes es uno de sus más apreciados legados.
Es mucho lo que se puede decir, del sistema, de sus instituciones, de muchos excelentes funcionarios que lo mantienen a flote, en medio del maremágnum que constituye nuestra institucionalidad pero, hoy estoy aquí con otro propósito. Así como yo en el gremio de las Cajas de Compensación, siempre valoraron las virtudes y los aportes de mi viejo querido, nos dejó siendo un referente muy respetado a su interior. Lo se de primera mano, por lógica estuve bastante vinculado a su devenir. Para terminar quiero invitarlos a que se interesen en estas valiosas empresas sociales, para que conociéndolas se empeñen en su defensa. Seria un significativo tributo para sus gestores, su permanencia en el tiempo.
Comentarios
Publicar un comentario